Flores blancas para todas las mujeres en este 8 de Marzo, y especialmente para las madres de niños con necesidades especiales. Tulipanes (claro...) blancos, símbolo del amor más puro.
Pensaréis algunos que qué pinta esto en un blog de este estilo... Pues a mi me parece que pinta todo, porque son generalmente las mujeres las que asumen la mayor responsabilidad en la educación de los niños con necesidades especiales. Con honrosas excepciones, algunas de las cuales me consta que leen estas líneas aunque de momento no se han lanzado al ruedo de escribir o comentar nada...
Hay que reconocer que alguien tiene que ganar dinero en la familia para dar de comer a los niños con necesidades especiales, a los otros niños, a la madre de los niños..., y además vestirlos, darles educación, terapias varias, etc. Y además tiene que ganar bastante porque la otra parte implicada, la madre, generalmente tiene más bien poco tiempo para dedicarse a recolectar pecunio. Por no mencionar que ellos suelen ganar bastante más que nosotras por un mismo trabajo, así que yendo a lo práctico... Si solo puede trabajar uno, mejor que sea “el”.
A nosotras nos quedan entonces los médicos, las terapias, la casa (que como todos sabéis no conoce de vacaciones...), y los temas infantiles en general. Es decir, todo eso que no se considera trabajo-trabajo, porque estamos acostumbrados “de siempre” a que es lo que hacen las madres.
Pienso que el reparto de papeles es además de inevitable necesario, por cuestiones de efectividad más que nada, pero desde mi punto de vista de mujer y madre me gustaría desde este post y en este día llamar la atención sobre las siguientes cuestiones (y conste que aunque hablo yo, no quiero decir que mi pobre marido haga lo que yo denuncio...).
En primer lugar, que aunque los hombres tengan fuera de la casa un trabajo estresante que les chupa sus totales energías, el hecho de pasarse el día en la casa mayormente sola y trabajando sin parar, aunque cueste de entender, es también agotador. Un agotamiento diferente, pero real, creedme. Yo hubo épocas de mi vida que de lunes a viernes, solo hablaba con la fisioterapeuta de Satya y con el portero de mi casa, y creedme que es desquiciante, especialmente si has tenido una vida laboral activa y medianamente satisfactoria antes de ser madre. Me consta que mi caso no es una excepción, sino más bien la norma. Y cuando el padre llega a la casa estresado del trabajo y decide que necesita ir dos horas a un gimnasio para soltar adrenalina..., pues la verdad es que a una seguramente le parece muy bien que se relaje haciendo algo que le gusta, pero a la vez se le queda un poco cara de tonta supongo. Porque es a esa misma hora a la que una está con los deberes, los baños, las cenas y el recoger la cocina. Pero ella también necesitaría ir al gimnasio, o quedar con una amiga a echar unas risas y volver recargadas las pilas a hacerse cargo “de todo”.
Digo esto a pesar de que me consta que la mayoría de los hombres que leeréis esto sois padres y maridos responsables, pero quería remarcar el hecho de que el trabajar en la casa y dedicarse a los hijos (en concreto a niños con necesidades especiales, que requieren mucha más atención o intervención por parte de la madre) genera un estrés importante, y que vosotros hombres, debéis ser conscientes de ello.
La cosa ya se desborda en ocasiones cuando la madre decide reincorporarse al mercado laboral (cosa muy aconsejable si la edad y las circunstancias del niño lo permiten). Cada vez va sumando más cosas pero no deja nada de lo que ya había asumido.
Apelo desde aquí al sentido común de todos: de los hombres para ser sensibles a la situación de estrés y agotamiento de sus mujeres; a las mujeres parea saber expresar sus necesidades y aprender a compartir responsabilidades con sus maridos. Que ya sé que nosotras lo hacemos todo mejor y más rápido ;), pero que ellos si se entrenan también pueden dar buenos resultados... Aprendamos a darles también esa oportunidad!.
Pensaréis algunos que qué pinta esto en un blog de este estilo... Pues a mi me parece que pinta todo, porque son generalmente las mujeres las que asumen la mayor responsabilidad en la educación de los niños con necesidades especiales. Con honrosas excepciones, algunas de las cuales me consta que leen estas líneas aunque de momento no se han lanzado al ruedo de escribir o comentar nada...
Hay que reconocer que alguien tiene que ganar dinero en la familia para dar de comer a los niños con necesidades especiales, a los otros niños, a la madre de los niños..., y además vestirlos, darles educación, terapias varias, etc. Y además tiene que ganar bastante porque la otra parte implicada, la madre, generalmente tiene más bien poco tiempo para dedicarse a recolectar pecunio. Por no mencionar que ellos suelen ganar bastante más que nosotras por un mismo trabajo, así que yendo a lo práctico... Si solo puede trabajar uno, mejor que sea “el”.
A nosotras nos quedan entonces los médicos, las terapias, la casa (que como todos sabéis no conoce de vacaciones...), y los temas infantiles en general. Es decir, todo eso que no se considera trabajo-trabajo, porque estamos acostumbrados “de siempre” a que es lo que hacen las madres.
Pienso que el reparto de papeles es además de inevitable necesario, por cuestiones de efectividad más que nada, pero desde mi punto de vista de mujer y madre me gustaría desde este post y en este día llamar la atención sobre las siguientes cuestiones (y conste que aunque hablo yo, no quiero decir que mi pobre marido haga lo que yo denuncio...).
En primer lugar, que aunque los hombres tengan fuera de la casa un trabajo estresante que les chupa sus totales energías, el hecho de pasarse el día en la casa mayormente sola y trabajando sin parar, aunque cueste de entender, es también agotador. Un agotamiento diferente, pero real, creedme. Yo hubo épocas de mi vida que de lunes a viernes, solo hablaba con la fisioterapeuta de Satya y con el portero de mi casa, y creedme que es desquiciante, especialmente si has tenido una vida laboral activa y medianamente satisfactoria antes de ser madre. Me consta que mi caso no es una excepción, sino más bien la norma. Y cuando el padre llega a la casa estresado del trabajo y decide que necesita ir dos horas a un gimnasio para soltar adrenalina..., pues la verdad es que a una seguramente le parece muy bien que se relaje haciendo algo que le gusta, pero a la vez se le queda un poco cara de tonta supongo. Porque es a esa misma hora a la que una está con los deberes, los baños, las cenas y el recoger la cocina. Pero ella también necesitaría ir al gimnasio, o quedar con una amiga a echar unas risas y volver recargadas las pilas a hacerse cargo “de todo”.
Digo esto a pesar de que me consta que la mayoría de los hombres que leeréis esto sois padres y maridos responsables, pero quería remarcar el hecho de que el trabajar en la casa y dedicarse a los hijos (en concreto a niños con necesidades especiales, que requieren mucha más atención o intervención por parte de la madre) genera un estrés importante, y que vosotros hombres, debéis ser conscientes de ello.
La cosa ya se desborda en ocasiones cuando la madre decide reincorporarse al mercado laboral (cosa muy aconsejable si la edad y las circunstancias del niño lo permiten). Cada vez va sumando más cosas pero no deja nada de lo que ya había asumido.
Apelo desde aquí al sentido común de todos: de los hombres para ser sensibles a la situación de estrés y agotamiento de sus mujeres; a las mujeres parea saber expresar sus necesidades y aprender a compartir responsabilidades con sus maridos. Que ya sé que nosotras lo hacemos todo mejor y más rápido ;), pero que ellos si se entrenan también pueden dar buenos resultados... Aprendamos a darles también esa oportunidad!.