lunes, 25 de abril de 2011

Un capítulo se acaba y otro empieza...



Hace más de dos años que este blog está inactivo; demasiadas cosas que hacer y demasiado poco tiempo para hacerlas. Gracias a Dios una aprende a priorizar y a no presionarse a sí misma para llegar a límites a los que no está para nada obligada a llegar...
Hoy sin embargo vuelvo a este blog porque siento la necesidad de expresar y compartir un montón de cosas, y se me ha ocurrido que es el sitio perfecto para hacerlo. Si tú que estás ahora leyendo esto, sientes como que no entiendes nada, no te preocupes porque quiere decir que esto no está escrito para ti...(aunque estoy encantada de que lo leas...). Si por el contrario te parece que sólo faltan tu nombre y tu DNI en un anexo al final de este escrito, quiere decir que te estás dando por aludido con motivo... :). Y dicho esto, empiezo...
Este curso (porque realmente ha coincidido con el curso escolar en España...) lo hemos pasado Satya y yo lejos de nuestra casa en Valencia (España). Satya ha seguido un tratamiento muy novedoso que le ha ayudado mucho a disminuir las secuelas que le dejó la hidrocefalia que padeció durante sus 3 primeros años de vida. Cuando nos enteramos de la posibilidad de esta terapia vinimos inmediatamente a consultar con el médico y desde aquella primera consulta nos dio muy buen feeling... Feeling que no hizo sino confirmarse día tras día, y que me reafirma lo que ya pensaba desde hace algún tiempo: que en esta vida uno puede ser un muy buen profesional de lo que sea a base de prepararse y practicar su profesión, pero que para ser un profesional excelente, hay que ser primero una excelente persona. Y este médico es un muy excelente médico... Desde el punto de vista médico el balance de este curso ha sido muy positivo, y a eso es a lo que veníamos, así que estamos contentos y agradecidos.
Sin embargo, el dejar casa, familia, y amigos, y venirse a una pequeña ciudad con un clima tan distinto al propio, sola con el hijo de una, es una experiencia dura. Gracias a Dios que existe Internet... Y gracias a Dios que una es como es y confía enormemente en la vida, así que la vida siempre la rodea de amigos extraordinarios que hacen el papel de familia... Concha, Juan, Moni, y Salva: MIS AMIGOS. Aunque Satya no hubiese mejorado nada, este año lejos de casa habría merecido la pena solo por el lujo de conoceros a cada uno de vosotros; de verdad... No podéis imaginaros cuánto os voy a echar de menos a cada uno.... y a vuestras hijas y a vuestros perros... Le he pedido a la vida que volvamos a vernos... y yo confío mucho en la vida :) así que amenazo con volver... Cada vez que hable de política, vea un partido de fútbol, o me tome un café, me voy a acordar de vosotros, palabra :). Y cada vez que vea un cocodrilo.... ;).
Cuando tome café también me voy a acordar de muchas personas a las que he tenido ocasión de conocer en la clínica en la que mi hijo ha recibido el tratamiento... He tomado muchos cafés con ellas, madres sobre todo y también algún padre, de las personas que recibían esa misma terapia en esa misma clínica. Personas muy distintas unas de otras, con las que la mayoría de las veces solo tenía en común la terapia de nuestros respectivos hijos. Pero personas de las que me he sentido muy cerca, a las que comprendo perfectamente en sus miedos y sus ansiedades y sus ilusiones y sus esperanzas... Porque yo misma he pasado o estoy pasando por exactamente lo mismo... Y seguramente por eso me inspiran una compasión y un cariño tan profundos, aunque en ocasiones nuestras opiniones y nuestro sentir sean tan diferentes... Y nuestra forma de hacer las cosas y en definitiva de vivir la vida también...
Cuantas historias “increíbles” que me suenan a algo conocido... cuantos dramas incomprensibles... cuanta valentía... cuanta fortaleza... cuanta determinación y cuanto amor. Increíble... Me siento muy privilegiada y agradecida a la vida que os ha puesto en mi camino, aunque solo haya sido para compartir unas risas, unos cafés, y algunas confidencias. He aprendido muchísimo de todos vosotros... cosas de esas que la mayoría de la gente nunca aprende en toda la vida... Para mí sois un ejemplo y una fuente de inspiración para tantas cosas que de repente siento de nuevo el fuerte impulso de hacer, y el retomar este blog es solo la primera de ellas.
Desde estas líneas quiero mandar un abrazo grande a Inma, Yolanda, Jaime, Reme, Conchi, María, May, Inma, MªJosé, Guadalupe, Nagore, María, Cristina, Nacho, Mónica, Silvia, Loli, Concha, Carmen, Conchi, Javier... Sé que me estoy dejando muchos nombres, pero tengo grabadas en el alma todas vuestras caras, es una pena que no pueda poner aquí vuestras fotos... :). Me acuerdo de vosotros y de vuestros hijos... con algunos de los cuales he tenido más relación o he sentido un gancho especial y me los llevo para siempre prendidos en el corazón, como con un imperdible: mi muy queridísima Carmen (Carmenchu como dice Satya), Miguel, Markel, Xabi, Juan, Juan Manuel, Adrián, Magali, Ana Isabel, Jorge, Joaquín, Andréu, Marta, Sergio, Pedro Antonio... Sois un tesoro que me llevo y que estará conmigo siempre, porque hace tiempo aprendí que lo único realmente importante en la vida es el amor que damos y que recibimos; yo he recibido mucho amor de vosotros, y confío en haber sabido transmitiros el mío.
Ya sabéis que en unas semanas me marcharé a Canadá a seguir la vida, y aunque seguro que volveré a España porque aquí está mi familia y mis raíces, seguramente la vida nos dispersará y el volver a vernos será complicado... Al menos con la mayoría... Pero quiero que sepáis que podéis contar conmigo para cualquier cosa que necesitéis desde ahora hasta siempre; y lo digo de corazón... Hay gente que tiene mi teléfono móvil (que estará activo hasta el 13 de junio) y mi dirección de e-mail en la que me podéis contactar siempre; podéis pedírsela si la necesitáis. Nunca se sabe en esta vida qué va a necesitar uno de quién y cuándo... :)
Voy a acabar este escrito en el que he querido expresar lo que me he sentido incapaz de expresaros en directo... no porque no me atreviese o no me saliese, sino porque se me dan fatal las despedidas...; y curiosamente la vida me mueve mucho y la paso despidiéndome... :), así que seguro que algo tengo que aprender de esto... Pero no quiero acabar sin desearos lo mejor a cada uno, y además lo mejor para vuestros hijos; pero primero para cada uno, porque la vida propia no se acaba cuando uno tiene un hijo con necesidades especiales. Esto es algo que a mí me llevó varios años aprender, y confío en que a vosotros os lleve menos... porque el darse cuenta de esto mejora de forma increíble la calidad de la propia vida, y cuanto mejor estéis vosotros mejor estarán vuestros hijos...
No os deis nunca por vencidos, siempre hay algo más que se puede intentar, y cualquier pequeño paso es un paso de gigante para nuestros niños. Pero confío en que nunca nos olvidemos de que lo más importante es que nuestros hijos sean lo más felices posible cada momento del resto de sus vidas... y que el ir a un colegio “normal”, ver, correr, leer, o sumar, no es en absoluto una garantía de felicidad. Ya sé que es de Perogrullo, pero se nos olvida tantas veces... Para que nuestros hijos sean lo más felices posible, nosotros tenemos que ser lo más felices posible, y desde mi experiencia eso pasa por el vivir solo ahora, y por la aceptación de lo que es. Aceptación que no significa dejar de buscar y de intentar, pero que sin embargo ayuda a no frustrarse, ni estresarse, ni deprimirse cuando las cosas no pasan como nosotros nos habíamos imaginado que pasarían, o nos habían dicho que pasarían. Me consta que es una lección difícil de aprender pero no imposible. En cualquier caso es solo mi personal punto de vista, pero a mí me ha cambiado la vida y me ha dado una paz enorme y mucha felicidad, y por eso lo comparto con vosotros por si a alguno le puede servir.
La necesidad en la que nos encontramos permanentemente por la situación de nuestros hijos no nos convierte en esclavos de nadie. Hay que aprender a templar y a tener mano izquierda, pero nunca dejar que nos toquen la dignidad. Donde hay miedo no hay libertad, y donde no hay libertad no hay responsabilidad. Abusar del poder que uno tiene y que se basa solamente en la necesidad de los demás, es inmoral y mezquino y siempre sale mal. SIEMPRE...
A los que solo miran por su propio interés y no tienen ningún miramiento en pisar a quien haga falta para conseguir lo que quieren, aunque eso implique el riesgo de dejar sin terapia a otros niños inocentes (sí, a ti que te sientes aludid@ cuando lees esto...): lo que tan fría e inconscientemente estás haciendo es una inmoralidad, y no te olvides de que todo en esta vida tiene consecuencias; la vida paga siempre y generalmente antes que después, y paga con nuestra misma moneda... así que cuidadín... Menos prepotencia y menos ínfulas de grandeza, que cada uno de esos hombres y mujeres que tienes a tu alrededor y sobre los cuales te sientes tan superior (no entiendo de donde ni porqué, pero en fin...tú sabrás mejor...) te dan sopas con ondas. Quizás yo no (ni me importa) pero ellos me consta que sí; no sé si eres consciente de la suerte que tienes de tenerlos a tu lado y poder aprender tantas cosas.
Os mando un abrazo muy grande a cada un@, y de verdad que os llevo en el corazón... (y os llevo a Canadá, nada menos.... :).
Me contaron una vez que los peregrinos se despedían unos de otros con esta frase después de andar juntos un trecho del Camino, y yo me quiero despedir así de vosotros que habéis sido mis compañeros de viaje este año: “Que las estrellas brillen para ti hasta el final del Camino”. No sé si es cierto, pero es bonito :) y yo os lo deseo de corazón.
Isa